Según cifras de 2015 de la Asociación Nacional de Municipalidades (Anam), solo 66 comunas de las 340 que existen en Guatemala tienen con un POT y los avances para su aplicación han sido escasos.
Guatemala cuenta con un crecimiento demográfico elevado y concentración de las actividades económicas en las zonas urbanas, las cuales crecen desproporcionalmente y sin ningún orden, reflejándose en el incremento del tráfico y dificultades para acceder a servicios básicos (salud, educación y agua).
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A criterio del vicepresidente de la Asociación Centroamericana para la Vivienda (Acenvi), Leonel Alarcón, ciudades “intermedias” o en desarrollo como Quetzaltenango y Cobán, Alta Verapaz, se encuentra creciendo a ritmos rápidos pero de manera desordenada, lo que cada día dificulta más la movilidad de las personas.
Explicó que ciudades pequeñas en todo el país avanzan hacia el mismo destino si no se toman acciones para regular un verdadero ordenamiento territorial.
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Además, resaltó que existe oposición ya que se le ve como una limitación al derecho de propiedad privada y a la libertad individual, lo que complica la aplicación del POT.
Explicó que de no hacer nada el resultado será natural: “más desorden y más caos”. Por lo que diversas instituciones impulsan la aprobación de una Ley de Ordenamiento Territorial que contemple sanciones y procedimientos específicos.
Avances en la ciudad.
La ciudad de Guatemala ha logrado avances en temas de ordenamiento, sin embargo el caos continua presente en relación a la densidad del tránsito que en horas de mayor circulación se torna incontrolable.
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Otra situación que la Municipalidad de Guatemala no ha logrado frenar es la construcción de viviendas en zonas de alto riesgo como los denominados “asentamientos”, calculándose en la actualidad la existencia de por lo menos 250 de estos.
La alta concentración de población en las zonas urbanas y la no existencia de control en el crecimiento de éstas, provocan no solo caos en movilidad sino altos niveles de contaminación ambiental, problemas urbanos como delincuencia e incrementa la vulnerabilidad al cambio climático.